Corpus Christi de Lagartera Inicio expediente Declaración Bien de Interés Cultural Inmaterial

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#CorpusLagartera 
           Consejería de Educación, Cultura y Deportes
Resolución de 23/05/2014, de la Dirección General de Cultura, por la que se inicia expediente para declarar Bien de Interés Cultural la Fiesta del Corpus Christi en los municipios de Toledo, Camuñas, Lagartera, Guadalajara, Valverde de los Arroyos, Porzuna y Elche de la Sierra, con categoría de Bien Inmaterial. [2014/7074]

1.3.3.- Fiesta del Corpus Christi en Lagartera (Toledo)
Esta fiesta es una muestra del rico patrimonio cultural que encierra la localidad de Lagartera, que aúna la tradición artesanal de sus bordados, las costumbres ancestrales y la devoción religiosa. Se produce una transformación del espacio inigualable y diferente a cualquier otro lugar. El arte efímero se manifiesta en la transformación de los espacios públicos, en las calles ricamente ornamentadas y en los altares instalados en diversos puntos del recorrido procesional, tanto en espacios abiertos como cerrados.

El número de altares es abundante y no está establecido a priori. Hay que señalar la diferenciación de los espacios los altares de las casas y los altares de los barrios que invaden terrenos públicos como son las bocacalles. Todos ellos conviven en torno al recorrido de la procesión, espacio fuera del cual no tendrían sentido. Para ello, los preparativos comienzan la tarde anterior, cuando los hombres acuden al arroyo a recoger las hierbas con las que van
a cubrir las calles la mañana siguiente. En esta transformación espacial reside precisamente la importancia de esta fiesta. Se construye una arquitectura efímera que transforma el pueblo por completo, con una duración muy corta, pues nada más pasar la procesión todo se desmonta por la vulnerabilidad de los materiales empleados.

Dicho cambio tiene lugar con los signos que hacen diferente y característica a la población. Aquello por lo que Lagartera
es conocida más allá de sus fronteras espaciales. Sus bordados plasmados en colchas, paños, elementos que “privatizan” los habituales terrenos de lo público o, por decirlo de otra forma, construyen un espacio de transición que define simbólicamente a la comunidad.

En la realización de los altares nos encontramos con dos tipologías claramente diferenciadas. Por un lado, están los altares expuestos en las casas por las que pasa la procesión, que podríamos catalogar de tradicionales, caracterizados por su dinámica repetitiva y su carácter familiar. Por otro lado, un nuevo tipo aparecido en los últimos tiempos, los realizados no por una sola familia, sino por varias, pertenecientes a los vecinos que viven apartados del recorrido procesional.

Las fachadas suelen transformarse en narraciones de los Evangelios por medio de las imágenes bordadas en las colchas. La estructura tradicional de la disposición de la fachada consiste en colocar un bordado denominado “delantera”, que es el mismo frontal de la cama típica lagarterana, en el dintel de la puerta de la casa y, a ambos lados un par de colchas por lo general bordadas a deshilado o sobre malla, forma distintiva en que se hace el bordado lagarterano. Actualmente la transformación del espacio ha llegado hasta tal punto que se cosen piezas exclusivas para la celebración del Corpus. En ellas se bordan los motivos específicos de esta fiesta que exaltan el Sacramento, la Custodia, el Cáliz o la Sagrada Forma. Además de estas representaciones, destacan otras imágenes religiosas
AÑO XXXIII Núm. 102 30 de mayo de 2014 14148 como la Virgen entronizada, Jesús y la Samaritana... Muchas veces las imágenes se acompañan de un texto explicativo, también bordado.

La mayor riqueza de la decoración de las fachadas está en las colchas específicas del Corpus, porque son herencias que han pasado de generación en generación y se siguen conservando para el mismo fin. El despliegue de bordados hace que se configuren unos altares inigualables por su riqueza y barroquismo; hasta podríamos afirmar que en torno a ellos gira toda la fiesta. En estos altares no falta la imagen central de un Niño Jesús de la Bola, en ocasiones vestido a la usanza lagarterana.

De esta forma todo está dispuesto para que la procesión recorra las principales calles de la población en la mañana del domingo.

Cobran gran importancia las Cofradías del Santísimo, cuyos miembros tradicionalmente se ocupaban no solo de la preparación sino de participar de forma directa en el recorrido. En Lagartera, una de las primeras noticias de su existencia data del siglo XVI, siendo una de las competencias de sus hermanos llevar el palio bajo el que la Custodia recorría las calles del pueblo durante la procesión. Ante los escasos recursos económicos que tenía en el año 1662, el Concejo les otorgó 26.830 maravedíes y, como agradecimiento, se concedió a las autoridades civiles el privilegio de llevar el palio, honor que se mantiene en la actualidad. Los integrantes de la Cofradía son muchos, pero sus representantes en los actos públicos son sólo diez y cada uno ostenta un cargo diferente.

Junto a los miembros de la cofradía, hay que destacar el protagonismo que alcanzan todos los hombres, mujeres y niños que, vestidos a la usanza lagarterana, contribuyen a dar una mayor solemnidad a la procesión. Año tras año son más las personas que van vestidas con el traje típico.

La descripción de este Corpus quedaría incompleta si no se hace al menos un somero repaso de las distintas prendas que componen estos trajes. Tal es su importancia, que se puede hablar del carácter identitario que tienen, pues no hay que olvidar que a inicios del siglo XX era vestido de forma común y aún después, en fechas recientes, ha pervivido entre la población anciana su uso.

En la procesión el traje que visten es el de gala o fiesta, indumentaria que no aparece únicamente con motivo de la celebración del Corpus, sino que también se puede contemplar en la fiesta del Salvador o de la Transfiguración del Señor, o el día de la Virgen del Rosario, patrona de la villa, al igual que en las bodas o con motivo de la Confirmación, donde tanto confirmados como padrinos pueden acudir a los actos religiosos así vestidos.

El traje de lagarterana consta de una camisa de color blanco con pliegues gallegos en los puños, faisa alrededor de la cintura, que se ciñe y sujeta con el “ceñidor” de forma que quede bien apretada y evitar así que los guardapieses resbalen de la cintura; enagua con abertura y ataderos por delante; sobre ella, tres guardapieses, de cualquier color los dos primeros, mientras que en el tercero, colorado de barragán, debe predominar en la ornamentación el color azul, con “cintas de culo” que se sujetan por detrás, desde la cintura hasta el borde del guardapiés. Se calzan con medias de fondo rojo, bordadas con hilos de diferentes colores y motivos y sujetas con unas ligas o cintas que dan vueltas a las piernas por debajo de las rodillas, entremetiendo el final de la liga o, si llevan cordones, atándolos, y escondiendo los cabos. Una mandileta sobre el guardapiés para evitar que se vean aberturas, atada atrás, y una faltriquera colocada al lado derecho. El capotillo que aparece sujeto a la cintura y con pechera bordada, es un detalle de modestia –al igual que la mandileta– para evitar que se vea el pecho. La gorguera abierta por delante hasta la cintura, muy bordada de “cedazos” o “tejidillos” en negro. Caso de no llevar capotillo o pechera, por debajo se prende la abertura del escote con un alfiler y en su parte baja se hace un pliegue que se une a la faisa con un imperdible para lograr así dar vuelo. El sayuelo es de tisú de color verde o azul con gayos; mandil de rizo azul o morado atado por detrás, escondiendo los ataderos entre el guardapiés. En el cuello y orejas se luce gargantilla y pendientes,
cubriéndose la cabeza con el pañuelo de diversos colores predominantemente claros y con bordados de diferentes motivos, sobre todo vegetales, que tapa el moño de picaporte. Calza zapatos entrepetados o de tisú, de color rojo y abundante decoración. Este traje recibe el nombre de traje de jamayeras o damas de honor de la novia.

En cuanto a los hombres, su ropaje es más sencillo, pero también acuden a misa y a la procesión con el traje de fiesta, compuesto por calzoncillos largos de lienzo casero, camisón blanco con hombreras, cabezón y puños bordados. Chamarreta, especie de zamarra de paño fino de color hueso con adornos y cinta bordada alrededor del cuello y el hombro, que baja por el lado izquierdo formando sisa, con el hombro izquierdo abierto, cerrándose por medio de corchetes, mientras que el resto de dicho lado siniestro se ata con cordones. El calzón es negro, abrochado con botones hechos a mano y el cordón llamado agujeta, cuyas borlas se deben ver un poco por debajo de la faja. Ésta es colorada y se enrolla a la cintura de izquierda a derecha, entremetiendo el final de los flecos por la parte de AÑO XXXIII Núm. 102 30 de mayo de 2014 14149 debajo, algo más atrás del lado izquierdo, quedando un poco arrugada a lo ancho para que se vean las puntas de los flecos. En ella se mete un pañuelo de China, al lado izquierdo con los cuatro picos hacia arriba tratando que no salgan mucho. El sayo va atado con cordones de seda colorados –este elemento es opcional–. Las calzas también son negras con botones que se abrochan al lado de fuera de las piernas y encima se atan las liguetas del calzón, por debajo de las rodillas, dejando entrever los calzoncillos. Llevan zapatos corrientes, a ser posible negros, sombrero de ala ancha castellano y copa cónica de paño negro con borlas negras que caen hacia el lado izquierdo, mientras que el cordón rojo, plateado o dorado lo hace hacia el derecho.

Los niños que acuden junto a sus padres o familiares a la procesión del Corpus no lo hacen con la indumentaria habitual de los infantes, sino que van vestidos con el traje de Lagartera, como los adultos.





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